Ponferrada y Villafranca disputan por la capitalidad de la provincia berciana (2ª PARTE)

Museo del BierzoPor Xabier Lago Mestre, colectivo Fala Ceibe do Bierzo
VILLAFRANCA BUSCA SUS APOYOS PARTIDARIOS.

Las dos poblaciones bercianas, candidatas a la capitalidad provincial, elaboraron sus respectivas estrategias políticas que defendieron ante las Cortes a principios del siglo XIX. Ambas villas buscaron el apoyo de los diputados en la defensa de sus posturas contrarias.

Villafranca contaba con el apoyo de los diputados Goyanes Balboa y Diego Muñoz Torrero, que desempeñaron oficios religiosos en la colegiata (M.J. García González en Historia de la Diputación de León, 1995). Los diputados leoneses, Felipe de Sierra Pambley y A. Valcarcel, el americano J.M. Couto y el valenciano Joan Subercase se mostraron favorables a la capitalidad de Villafranca, a lo que ayudaba la presencia de la Colegiata, «que debiendo erigirse en silla episcopal según las bases presentadas por la comisión eclesiástica, ofreceria el inconveniente de no estar reunidas en un punto la autoridad civil y religiosa con perjuicio de sus havitantes (…)» (DSC. 16 de junio de 1821, J. Burgueño Rivera).

Por su parte, el diputado Subercase insiste en la centralidad territorial de Villafranca, «mucho mayores sin comparación los vínculos de amistad, parentesco e intereses que unen a los de Valdeorras con Villafranca que con Ponferrada (…)» (DSC. 15 de octubre de 1821, J. Burgueño Rivera). El Sr. Clemencín también alega a favor de la villa del Burbia, «la comisión propuso a Ponferrada por capital de la provincia del Vierzo, sin embargo, habiendo entrado la comisión de Cortes en mayores y más prolijas averiguaciones, halló motivos más poderosos para preferir a Villafranca por tener más población (…) es más céntrica en el Vierzo y está en camino real de España a Galicia con un convento de franciscanos y tres de monjas (…)» (Fernando Campo del Pozo, Apuntes para la historia. Ante el proceso de la comarcalización de El Bierzo, 1989).

Según Joaquín González Vecín (Geografía social y económica del Bierzo, 1984) Villafranca logró la capitalidad provincial en base a la mayor presencia de fuerzas liberales. Además, la Sociedad Patriótica de Villafranca reclamó la provincia en base a que «sería muy posible hallar un manantial de riqueza por los indicios que se habían descubierto recientemente en grande abundancia de granos de oro, y pedían que lo tuviesen en consideración las Cortes en la división formal del territorio español (…)» (DSC. 13 de octubre de 1821, J. Burgueño Rivero).

El Informe de la Comisión de división del territorio español, leido en sesión de las Cortes de 19 de junio de 1821, indica «Vierzo, su capital Villafranca, que es preferible a Ponferrada por su centralidad, mayor población, copia de edificios públicos, proporción de comunicaciones y otras circunstancias, población de 86.365 almas (…)» (Antonio Mª. Calero Amor, La división provincial de 1833…).

LA MEMORIA PROVINCIALISTA DE VILLAFRANCA

Como reacción a la estrategia política ponferradina, Villafranca del Bierzo elaboró un Memorandum (con data de 27 de septiembre de 1821) en defensa de su derecho a ostentar la capitalidad de la provincia. En este documento alegaba “el estraño con que algunos vecinos de Ponferrada procuran seducir a los incautos individuos de otros Ayuntamientos, para que sin datos ni conocimiento de lo que solicitan, pidan que sea aquella y no Villafranca, como la Comisión propone, la capital de la nueva provincia, que la misma quisiera se crease en el Bierzo (…)”.

Se denuncian también las malas artes de Ponferrada, “llegando hasta el estremo de usurpar los respetables nombres de los Ayuntamientos constitucionales para hacer gestiones en que no han pensado, y de que nunca se ha tratado en ellos, ni citado siquiera a sus vocales, que fueron sorprendiendo aisladamente, como aparece de dichos documentos (…)”. Insistiendo en que se manipuló la opinión de los municipios, mediante la recogida de firmas, “los mismos individuos de Ayuntamientos, que por una excesiva condescendencia firmaron para que Ponferrada fuese capital de la nueva provincia, confiesan francamente que lo hicieron por haber visto otras firmas que están acostumbrados a respetar, y con no menos candor aseguran que no saben si los pueblos tienen ó no interés en ello (…)”. Villafranca sigue criticando la recogida de firmas por Ponferrada, “en vano será aumentar en contrario nombres y firmas de incautos labradores, incapaces por la falta general de educación pública de calcular sobre un negocio tan importante (…)”, en base al analfabetismo e incultura política de sus autores.

Sigue Villafranca desarmando el resto de la argumentación de Ponferrada en su Memorandum, “no estaría sin duda a favor de Ponferrada, la que si ostenta las oficinas de hacienda pública y otras prerrogativas efímeras que tuvo en su seno, las debió a su mayor proximidad a León, y a ser la única villa de realengo, perteneciendo las demás del Bierzo a los grandes señores (…)”. Villafranca se reafirma en sus razones, “a la centralidad, mayor población y copia de edificios reúne Villafranca otra ventaja sobre Ponferrada, quizá preferible a todas ellas, que es la facilidad de comunicaciones; pues que situado sobre la escelente carretera que va de la Coruña a Castilla, las tiene espeditas con todo el reino, cuando Ponferrada rodeada de pésimos caminos de herradura, ni aun correos recibe, ni puede recibir directamente (…)”. Finalmente, como todos bien sabemos Villafranca del Bierzo fue declarada capital de la provincia liberal por las Cortes.

LA DEFENSA CAPITALINA DE PONFERRADA.

El Dictamen en que se funda el proyecto de división del territorio formado por la Comisión especial nombrada a este afecto por orden de S. M. (17 de marzo de 1821) reconoce la provincia de El Bierzo con 86.385 almas y capital en Ponferrada. «Dentro de esta (la de León) provincia se ha formado, con el valle de Valdeorras, la de Ponferrada, que aunque pequeña, necesaria por hallarse el país que la compone todo cerrado, con puertos intransitables mucha parte del año, conformidad de costumbres y producciones (…)».

La villa de Ponferrada nombró una comisión, formada por su alcalde Antonio Marcías Florez y el abogado José Fernández Carús “para que, ante la corte practiquen cuantas diligencias sean para demostrar a las Cortes el agrabio que se hace a esta villa en pribarla de Cabeza de Provincia y señalar a la de Villafranca por no estar en el punto céntrico y concurrir de la ventaja que tiene esta dicha villa” (Actas municipales, 4 de septiembre de 1821, Historia de Ponferrada). Posteriormente, en la sesión de las Cortes, de 30 de septiembre, Ponferrada presenta escrito «solicitando que no se apruebe el dictamen de la comisión en la parte que designa a Villafranca para capital de aquella provincia, por carecer de todas las ventajas que reúne Ponferrada (…)» (El Imparcial, 2 de octubre de 1821).

Los defensores de la capital ponferradina criticaron la clerical Villafranca, caso del diputado Romero Alpuente, «¿por qué hemos de trasladar la capitalidad a Villafranca tan solo porque hay allí canónigos? (…)» (Jesús Burgueño Rivero, La génesis de la división territorial contemporánea en la España Atlántica…). Además alega que «la capital de este terreno tan pequeño ha sido hasta ahora Ponferrada. Allí iban a parar todos estos pueblos y por allí tienen todos sus caminos, etc. Hay dos conventos y unas casas de ayuuntamientos mejores que las de León (…)». El gallego Estanislao de Peñafiel apostó por Ponferrada, por ser más accesible a Valdeorras y O Bolo, y más céntrica por tanto (Fernando Campo del Pozo, Apuntes par la historia… Bierzo 1989).

Hubo cierto debate por la denominación de la provincia, Ponferrada, Villafranca o El Bierzo. «Están plenamente convencidos de que la nueva provincia denominada de Ponferrada es tan necesaria en política como indicada por la naturaleza, pero habiendo sido siempre conocido el distrito de quese forma por el uso y común (aceptación) de los pueblos con el nomnbre de provincia del Vierzo desde tiempo inmemorial, desearían se le continuase. La conservación de dicho nombre, siempre grato a sus naturales que mantendran en el hecho, les hará más apreciable la ventaja que se les dispensa, y se persuadirán por consiguiente que se ha tenido con sus havitantes esta consideración, que aunque no versa sino sobre una palabra, influye no obstante a veces en la conveniencia de las disposiciones más de lo que parece (…)» (Diputación Provincial de León, 16 de junio de 1821, J. Burgueño Rivera). Al final se optó por la errónea asignación de los nombres de las capitales a sus provincias, como clara estrategia política uniformizadora y centralista frente al tradicionalismo geográfico anterior.

Los que se oponen a la existencia de la provincia de Villafranca piden a cambio la creación de un distrito con un gobierno subalterno en Ponferrada. «pero lo mejor sería sin duda reunir en una las dos provincias que se proponen de León y del Vierzo, que juntas no pasarían de 270.000 almas, y en el caso de estimarse necesario, en atención a que la superficie de este territorio pasaría de 600 leguas cuadradas, establecer un gobierno político subalterno en Astorga, y si se quería absolutamente traladarlo al Vierzo, ponerlo en Ponferrada que tiene indudablemente mejor situación que Villafranca (…)» (El Imparcial, 4 de octubre de 1821).

O Bierzo, decembro de 2014.
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