Autonomía Leonesa: Un derecho constitucional

  • Artículo de ComunidadLeonesa.ES
  • Tratan de aclarar una serie de puntos sobre el tema de la Autonomía Leonesa

Imagen: ComunidadLeonesa.ES

 

Desde que el pasado 21 de noviembre, el Alcalde de León, el socialista José Antonio Díez, se pronunciara por primera vez (y no última) sobre el derecho de la provincia de León a constituirse en autonomía junto con las provincias hermanas de Zamora y Salamanca, no hemos dejado de ver informaciones, con mayor o menor conocimiento, mayor o menor manipulación, en las que hemos podido oír desde graves insultos hasta tergiversaciones, pasando por comparaciones con independentismos varios, e incluso acusaciones de delitos de grueso calibre, eso sí con pocos o ningún argumento para sustentar la negación a los leoneses de tener los mismos derechos que el resto de los españoles.

Afortunadamente también oímos voces autorizadas que apoyan los derechos del pueblo leonés a contar con su propia autonomía. Sin embargo, echamos en falta determinadas puntualizaciones y que todos los argumentos a favor se hallen reunidos en un mismo lugar para evitar en el futuro comentarios tan peregrinos como “yo quiero la independencia para mi pueblo” o, peor aún, “queréis volver a la Edad Media y al derecho de pernada”.

Dejando aparte que no es conveniente que se hable de la Edad Media como si fuera una época uniforme en toda Europa, ignorando al tiempo los derechos que tenían los leoneses hace ya más de 1.000 años, recogidos en el Fuero de León, quienes reivindicamos una autonomía propia nos referimos a la misma época a que “volvieron” el resto de los españoles para tener las suyas: La división regional y provincial establecida por el Decreto-Ley de 30 de noviembre de 1833 (conocido popularmente como “Ley de Javier de Burgos”) y a la Constitución Española de 1978 que es la que reconoce el derecho a la autonomía de las “nacionalidades y regiones” que no podían ser otras que las existentes en dicho año 1978.

Todos los españoles mayores de 50 años estudiamos la misma división política de España y en ella una de las regiones era LEÓN (llamada Reino de León en el DL arriba citado y dividida en las provincias de León, Salamanca y Zamora) y otra diferente era Castilla la Vieja (dividida en las provincias de Santander, Burgos, Logroño, Soria, Segovia, Ávila, Valladolid y Palencia).

La existencia de la comunidad autónoma de Castilla Y León, fue un invento del año 1983 y no entraremos en la explicación de su formación, suficientemente explicada en estos últimos días pero no podemos dejar de resaltar un montón de evidencias que algunos tratan de obviar para que sigamos siendo tratados como españoles de segunda.

Es la única que tiene en su nombre una Y copulativa que, como nos enseña la gramática española, sirve para unir (y diferenciar por lo tanto) frases, palabras o conceptos de igual importancia y valor.

El “Y León”, como no podría ser de otra manera, no se refiere a una provincia sino a la Región TRIprovincial que, sin ningún tipo de consulta y contra una gran mayoría de leoneses de León, Salamanca y Zamora, unieron a una parte de Castilla la Vieja en 1983 por unas inexplicadas e inexplicables “razones de estado”.

Por más que se empeñen en así nombrarla, la autonomía de Castilla Y León NO es una región sino la suma de una región (la LEONESA) y parte de otra (la castellanovieja de la que se separaron, sin ningún problema, las provincias de Santander y Logroño).

Contrariamente a lo que se escucha repetidamente en algunos medios de comunicación, la reivindicación de la autonomía leonesa, ni es algo nuevo, ni renace después de 40 años. Con mayor o menor intensidad, los leoneses no hemos dejado de reclamar nuestra autonomía propia y, cada vez más, nos preguntamos ¿en nombre de qué justicia somos los únicos españoles a los que se nos niega?

Tampoco aceptamos un referéndum para que nos pregunten si queremos o no autonomía. A ningún pueblo español se le preguntó por lo que consideramos un agravio comparativo que nos privaran de nuestros derechos constitucionales sin ninguna consulta y ahora pretendan hacernos creer que les preocupa “la democracia”. ¿Dónde queda el principio de igualdad de todos los españoles?

Todos los agravios comparativos que, desde una posición intermedia en el conjunto de las provincias españolas hace 36 años, han llevado a las tres provincias leonesas a los últimos puestos en todos los indicadores excepto en lo que se refiere a desempleo y pérdida poblacional en los que los leoneses somos, desgraciadamente, “líderes indiscutibles”, son muy importantes pero son, solamente, uno de los síntomas del fracaso de esta unión administrativa como comunidad.

Lo que subyace en todos estos años de empobrecimiento de una de las dos partes que componen esta autonomía, de las manipulaciones para presentar como castellanos importantes capítulos de la historia leonesa y de la ocultación de nuestro nombre bajo eufemismos como “las dos Castillas” o “el oeste de la comunidad” es una cuestión de IDENTIDAD.

Leoneses y castellanos somos pueblos diferentes, ni mejores, ni peores, pero diferentes y ni los leoneses somos castellanos, ni los castellanos son leoneses siendo la demostración más palpable de dicha diferencia el distinto rasero que, desde el gobierno de la Junta, se aplica a ambas partes de la autonomía.

Tenemos unos graves problemas económicos en la parte leonesa de la ccaa pero, bajo ningún concepto podemos, ni debemos, olvidar que los más de 90.000 leoneses que salieron a las calles a pedir la autonomía en 1984, no lo hicieron por unos datos económicos que todavía no habían hecho acto de presencia sino por una cuestión de IDENTIDAD.

Nos molesta profundamente que algunos partidos se proclamen “constitucionalistas” por activa y por pasiva, cuando dicen defender la unidad de España pero sin embargo no tengan empacho alguno en “olvidarse” de la Constitución cuando les conviene. Porque no deja de tener su aquel que actúen como si sólo existiera el Art. 155 de la Constitución pero se salten, alegremente, el Art. 2º.

Por otra parte, si tan demócratas dicen ser, no es posible comprender las amenazas, tanto de PP como de PSOE, a sus concejales y cargos electos para el caso de que aprueben las mociones para separar León de la parte de Castilla a la que la unieron hace 36 años. ¿Tanto miedo tienen a la democracia y a que se expresen sus cargos electos?

Y lo que ya rebasa los límites del ridículo es el empeño que algunos tienen en decir que la autonomía leonesa es anticonstitucional al tiempo que claman por “blindar el mapa autonómico” en la Constitución. ¿Cómo es posible que necesiten ese blindaje si se tratara de un tema anticonstitucional? ¿O es que acaso están insinuando que el escudo de España, en cuyo segundo cuartel luce un hermoso león rampante, es anticonstitucional?.

Y por último, pero no por ello menos importante, hemos escuchado que todos los problemas que padecemos los leoneses están causados por el hecho de que el gobierno de la Junta lleva 34 de sus 36 años en manos del PP. No seremos nosotros quienes defendamos a los sucesivos gobiernos de la Junta que, efectivamente, nos han tratado más como a una colonia que como a buenos vecinos pero, no podemos olvidar que durante esos 36 años, el gobierno central, durante los años que estuvo en manos del PSOE, procedió dentro de sus competencias al cierre del pantano de Riaño (justo la víspera del día en que hubiera sido ilegal por las leyes comunitarias), el cierre del FFCC de la Vía de la Plata (que condenaba a la desvertebración al oeste de España), el trasvase de las aguas del Esla al Carrión (que se produce durante seis meses al año, en ocasiones dejando al río Esla sin suficiente caudal ecológico) y la brutal reconversión minera en el Valle de Sabero. ¿De verdad creemos que nos hubiera ido mejor esa unión contra natura de haber sido otro partido el que gobernara?

 

Desde ComunidadLeonesa.ES (Coordinadora de Organizaciones, Asociaciones y Colectivos) queremos manifestar nuestro apoyo a todos los alcaldes, concejales y cargos electos de cualquiera de los partidos leoneses que, fieles a sus principios y manteniendo su dignidad, han votado en conciencia pese a las presiones de sus partidos. Y queremos animar a los que todavía no lo hayan hecho a que piensen antes en su tierra y en sus paisanos que en las opiniones de quienes nos han empobrecido hasta la saciedad, con manifiesto desprecio a las leyes y a un principio tan fundamental de nuestro ordenamiento como es el de igualdad de todos los españoles.

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