Tarjetas de crédito sin cambiar de banco

Tarjeta de créditoCuando hablamos de las tarjetas de crédito que se pueden conseguir sin cambiar de entidad nos referimos a aquellas que son emitidas por diferentes entidades (no siempre financieras) que admiten que los pagos mensuales los podamos domiciliar en cualquier cuenta de cualquier entidad, lo que hace que los podamos trabajar con la que ya poseemos en nuestra entidad actual.

Ventajas de este tipo de tarjetas de crédito

A simple vista ya se ve la primera ventaja que ofrecen este tipo de tarjetas. Evitamos el tener que contratar nuevas cuentas en otras entidades, el papelelo correspondiente y el tener que preocuparnos de llevar los movimientos de varias cuentas a la vez con el consiguiente ahorro de tiempo en el control de nuestras finanzas personales.

Otra ventaja que nos podemos encontrar es que algunas de esta tarjetas son emitidas por entidades para ser medios de pago para sus propios clientes en sus establecimientos exclusivamente y por eso se les premia con descuentos en su uso. Son las denominadas tarjetas de crédito affinity

A lo dicho hasta ahora añadimos el hecho de que este tipo de tarjetas de crédito suelen ser gratuitas año a año, cosa que no es tan común en aquellas entidades financieras tradicionales en las cuales, para que sean sin coste, exigen tener una gran vinculación del titular de las mismas. En este tipo de tarjetas ni tan siquiera solicitan el aperturar nueva cuenta.

Quitando las tarjetas emitidas por empresas para el pago en sus propios establecimientos, estas tarjetas de crédito se emiten al amparo de grandes marcas financieras como Visa, MasterCard, American Express,…, lo cual las convierte en medios de pago internacionalmente aceptados garantizando su posible uso en prácticamente todo el mundo.

Inconvenientes de este tipo de tarjetas de crédito

Frente a la existencia de bastantes ventajas en este tipo de tarjetas los inconvenientes son menores y básicamente se centran en la relación que mantienen entidad  y titular de la tarjeta.

Y es que si contratamos una tarjeta de crédito con una determinada entidad en la que nos piden determinada vinculación, como mínimo abrir una cuenta, comenzamos a tener un histórico como cliente con esa entidad y le facilitamos información de nuestros comportamientos financieros.

Esto viene bien si queremos pedir un incremento en el límite de la tarjeta de crédito o por ejemplo si en alguna ocasión nos encontramos sin saldo en la cuenta para hacer frente a los pagos mensuales. Si la tarjeta es de la entidad con la que trabajamos ya nos conocen y saben hasta dónde nos puede ampliar el crédito. Si no tenemos saldo en ese momento no creemos que devuelvan el cargo a diferencia de si es un recibo domiciliado de otra entidad.

Por eso, el mayor inconveniente en las tarjetas de crédito de domiciliación externa es que el lazo cliente-entidad es muy frágil, lo cual es irrelevante en muchas ocasiones pero, en otras, si necesitamos de algún tipo de ayuda financiera por parte de la entidad, nos convendría que hubiese sido más fuerte esta relación.

Otro inconveniente (que no siempre) es que estas tarjetas de crédito que admiten domiliciación externa posean menor límite de crédito que las que nos conceden las entidades en las que tenemos cuenta, ya que estas conocen nuestro perfil crediticio mucho mejor con lo que pueden darnos mayor límite que las que emiten de forma generalizada otro tipo de entidades.

Ejemplos de tarjetas de crédito de domiciliación externa

Entre este tipo de tarjetas de crédito que admiten domiciliación externa nos encontramos algunas muy conocidas como son la Barclays Card que emite el Barclays o las Tarjetas Crédito y Crédito Oro que emite la entidad Obsidiana (perteneciente al grupo Bankinter). Otras también muy habituales en el mercado financiero español son las emitidas por el Citibank, tanto en su versión clásica como en su versión oro. También las emitidas por American Express son de este tipo (poseen coste anual).

En todas estas tarjetas se cumplen las ventajas que indicamos anteriormente ya que pueden ser contratadas sin cambiar de entidad, son completamente gratuitas año a año y pueden ser empleadas en prácticamente todo el mundo como medio de pago o para ser utilizadas en redes de cajeros automáticos.

Cada tarjeta que indicamos tienen sus peculiaridades a mayores, como por ejemplo que concedan descuentos en sus pagos por su uso (la Barclays Card), regalos en metálico con el primer uso (como las emitidas por CitiBank) o que ofrecen descuentos en las compras de pago aplazado (como las que emite Obsidiana).

Como consejo final, si lo que buscáis es tener una tarjeta de crédito para usarla como urgencia ante un pago extra que nos pueda surgir, este tipo de tarjetas son muy cómodas ya que te permiten gozar de un crédito disponible siempre en el bolsillo sin necesidad de papeleo.

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