En el noreste de Ourense, la comarca de Valdeorras se ha convertido en un laboratorio de iniciativas familiares dispuestas a mantener viva una herencia centenaria, al tiempo que adaptan sus productos a los gustos y exigencias del siglo XXI. A orillas del Sil, municipios como O Barco, A Rúa y Petín acogen proyectos vitivinícolas, queseros y agroalimentarios que buscan el equilibrio entre el respeto al entorno y la innovación. Estos emprendedores no solo preservan sabores autóctonos, sino que crean empleo rural, atraen turismo y dibujan una imagen renovada de la Galicia interior.

Bodegas ecológicas: Valdesil, Godeval y Rafael Palacios
La viticultura es, sin duda, el motor histórico de Valdeorras. Hoy destacan tres referentes:
-
Bodegas Valdesil. Fundada en 2001 en Portela (O Barco), partiendo de viejos bancales de Godello olvidados, Valdesil practica viticultura ecológica en sus laderas de pizarra. Su Godello de cepas centenarias se fermenta en tinos de roble, combinando técnicas ancestrales con control térmico, y ha situado a la bodega en el mapa del vino de culto gallego.
-
Bodegas Godeval. Con origen en 1986 junto al monasterio de Xagoaza, Godeval centra su producción en el Godello monovarietal. Sus viñedos —con edades superiores a los 40 años— crecen en suelos graníticos y reciben prácticas de bajo rendimiento, logrando expresiones muy minerales.
-
Rafael Palacios. Aunque internacionalmente conocido por su Godello de la DO Valdeorras, el enólogo Rafael Palacios gestiona microparcelas singulares. Su apuesta por fermentaciones espontáneas y crianza sobre lías finas produce vinos de gran complejidad y carácter atlántico, presentes en las mejores cartas de España y Europa.
Las tres bodegas abren sus puertas con proyectos de enoturismo: rutas entre bancales, catas verticales y jornadas de vendimia manual, todo ello integrado en alojamientos rurales que permiten al visitante disfrutar de la esencia valdeorresa.
Queserías artesanales: leche serrana y maduración natural
La tradición quesera en Valdeorras no cuenta con denominación propia, pero varias familias han recuperado recetas de sus ancestros:
-
Utilizan leche cruda de cabras Serrana criadas en montes comunales, que suelen pastar robles y brezos, aportando al queso notas herbáceas y florales.
-
El afinado se realiza en cuevas naturales excavadas en granito, donde la humedad y la temperatura se mantienen constantes. Algunos productores lavan la corteza con infusiones de hierbas silvestres (tomillo, romero, orégano) para enriquecer el perfil aromático.
-
Los formatos van desde piezas semicuradas (30–60 días) hasta curaciones largas (90–120 días), ofreciendo texturas que van de la pasta tierna a la firmeza agradable con retrogusto persistente.
La venta directa en pequeñas tiendas de producto local y en mercados de Ourense y Vigo les está permitiendo ganar notoriedad fuera de la comarca.
Conservas de castaña y frutas de temporada
La castaña, símbolo histórico de Valdeorras, ha encontrado en los emprendedores una segunda vida en forma de conservas gourmet:
-
Las cremas y mermeladas de castaña se elaboran al baño maría con mínimo de azúcar de caña ecológica, logrando una textura sedosa y un sabor dulzón que conserva toques tostados.
-
Junto a la castaña, proliferan líneas de conservas de fruta de estación —pera de San Martín, manzana Reineta, membrillo— elaboradas en lotes reducidos, con cocción lenta en cazuelas de cobre y envasado en frascos reciclables.
-
Estas propuestas se comercializan en portales de venta online de productos de Galicia y en tiendas gourmet de Madrid y Barcelona, reforzando la percepción de Valdeorras como territorio de sabores auténticos.
Apicultura sostenible y cosmética natural
La baja densidad de la comarca y la escasa presión de agroquímicos hacen de Valdeorras un enclave ideal para la apicultura natural. Pequeñas explotaciones de 20–30 colmenas dispersas producen miel monofloral de brezo, bosque mixto o castaño. Además de la miel, algunos apicultores han iniciado líneas de cosmética natural:
-
Bálsamos labiales y cremas corporales a base de cera virgen, aceite de oliva virgen extra de cosecha local y extractos de plantas de monte.
-
La diversificación de productos les permite entrar en herbolarios y tiendas de cosmética ecológica.
Comunicación digital y colaboraciones comarcales
La visibilidad de estos proyectos se sustenta en una estrategia 360º:
-
Webs y tiendas online con storytelling que relatan la historia de cada familia.
-
Redes sociales y videoblogs que muestran el proceso de elaboración, conectando con un público joven y preocupado por el origen de lo que consume.
-
Ferias agroalimentarias y participación en iniciativas promovidas por la Diputación de Ourense y la Xunta de Galicia, donde las cooperativas comarcales coordinan stands conjuntos para optimizar recursos y transmitir una marca territorial unificada.
Desafíos y proyección de futuro
Pese a la pujanza, Valdeorras encara retos claros:
-
Despoblación. La emigración juvenil sigue siendo un lastre; por ello, las administraciones ofrecen ayudas directas para jóvenes emprendedores rurales.
-
Certificación y normativas. La adaptación a los estándares europeos en quesería y conservas obliga a inversiones en laboratorio y en sistemas de trazabilidad.
-
Infraestructura. Mejorar la conectividad —internet de alta velocidad y carreteras— es crucial para consolidar e incrementar la afluencia turística.
Sin embargo, la clave del éxito futuro radica en fortalecer la marca Valdeorras como sello de calidad y sostenibilidad, integrando viticultura, gastronomía y experiencias vivenciales. Con ello, la comarca reforzará su atractivo y garantizará que su legado pase intacto a las próximas generaciones.
Valdeorras demuestra que la tradición no es un lastre, sino un trampolín hacia la innovación rural. Sus emprendedores logran conjugar el respeto al pasado con soluciones creativas, construyendo un modelo de desarrollo local que inspira a toda Galicia.
Te puede interesar: Valdeorras: El alma detrás de sus viñedos





