Vulcán, la perra motera asturiana, cierra el verano con 6.425 kilómetros por Francia, Suiza, Italia y Austria

  • La perrita más aventurera y viajera lleva siete años compartiendo la afición a la moto de sus dueños y 80.000 kilómetros a sus espaldas

 

Vulcán, la popular perra motera asturiana, concretamente de Pola de Lena, “conquista la fama” en otros países de Europa después del protagonismo alcanzado en el mundo motero español.

Vulcán ya estuvo en A Rúa el pasado mes de abril con motivo de la II Xuntanza Primaveral Valdeorras (organizada por la Peña Motera Manada) y, ahora, cierra el verano con 6.425kilómetros sobre dos ruedas, pues recorrió en moto con sus propietarios Francia, Suiza, Italia y parte de Austria hasta llegar a la cadena montañosa de  Dolomitas y Marmolada, en este último caso subida en teleférico (3.365 metros de altitud).

Vulcán en A Rúa, el pasado mes de abril

Vulcán en A Rúa, el pasado mes de abril

 

Sus propietarios, Belén Fariña y Carlos Brañanova, están orgullosos de su perrita, la perra más viajera y aventurera de España, por su pasión por la moto y lo insólito de ello, hasta el punto que sus dueños muestran su amor infinito hacia ella contando sus aventuras en las redes sociales.

“En  Dolomitas hicimos el famoso Passo dello Stelvio, fue super duro pero ¡lo conseguimos! Y luego fuimos a un albergue a Forte di Oga, cerca de Bormio, y eso era el paraíso de los dueños y de los perros: los canes entraban y salían sueltos, entraban en el comedor sueltos sin ningún problema, los perros del albergue dormían encima de un banco dentro del bar; perros, gatos y personas en armonía sin quejas ni malas miradas, sino con caricias, chuches y carantoñas”, cuentan Belén Fariña y Carlos Brañanova.

Vulcán en A Rúa con Belén Fariña

Vulcán en A Rúa con Belén Fariña

 

Relatan que en este último viaje del verano nunca tuvieron problemas para entrar con la perra a comprar, dormir o cenar. De hecho, incluso, en Gap (Francia) cenaron con ella dentro de un McDonalds”.

En este viaje del verano, una vez más, Vulcán se convirtió en la protagonista. “Cada vez que parábamos, los moteros no daban crédito que viajase en moto y que hubiese hecho tantos kilómetros, ni tampoco otras personas. Todos querían fotografiarse con ella, hasta un autobús al completo de chinos que nos encontramos en Falgarezo”, explican.

Además, ensalzan la ayuda de un veterinario en la ruta después de que la perra se hiciese daño en una pata. “Como iba cojeando, se nos acercó un chico que resultó ser un veterinario. Le miró la pata, nos dio el tratamiento y se le pasó”.

Como curiosidades, destacan  el respeto a los animales que se encontraron en este viaje.  Belén Fariña, relata que un día de lluvia en Livigno, un pueblo muy pequeño italiano,  “mi marido entró en una tienda y yo me quedé con Vulcán en la puerta. Y, de repente, la señora de la tienda llegó hasta mí, me tocó el hombro y dijo que podía pasar: “Primero los perros y después las personas, que son mucho más amables los animales que muchas personas”.

Asimismo, argumenta que en “todos los establecimientos que parábamos de Italia, antes de servirnos, nos traían un cuenco de agua para Vulcán”. Y en Francia, lo mismo.

Vulcán, cuyo nombre hace honor a una “Kawasaki Vulcan 900” que tuvieron sus propietarios, es feliz con su vida motera. Equipada, con su casco, gafas, chaleco y mochila,   seguirá recorriendo en moto muchos más kilómetros sobre ruedas y con sus inseparables amos.  La aventura de Vulcán continúa.

Vulcán metida en su mochila

Vulcán metida en su mochila

 

 

 

 

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