La Malinche

Drusila

Drusila

 

 

» Del mar los vieron llegar mis hermanos emplumados
Eran los hombres barbados de la profecía esperada
Se oyó la voz de Monarca de que el dios había llegado
Y les abrimos las puertas por temor a lo ignorado «

 

Malinche nació aproximadamente en el año 1500, en lo que hoy se conoce en México como Veracruz, tierra oprimida por el vasallaje al Imperio Azteca.
La leyenda mas difundida es que su padre era casique, por lo tanto, ella, una princesa.
Su futuro promisorio se trunca cuando su madre enviuda y vuelve a casarse con un alto representante de su sociedad. No tardan en tener un hijo varón, la niña molestaba en la sucesión, su padrastro se niega a incluirla, de tal modo es vendida o cedida como esclava a los Mayas.
Malinche, (Malinalli en honor a la diosa de la hierba) aprendió dos cosas a muy temprana edad.
Además del náhuatl, su idioma materno, incorpora con fluidez la lengua de los Mayas, y el otro aprendizaje es que el destino es arbitrario, injusto, impredecible.

» Iban montados en bestias, como demonios del mal
Iban con fuego en las manos, y cubiertos de metal
Solo el valor de unos cuantos les opuso resistencia
Y al mirar correr la sangre se llenaron de vergüenza «

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En 1519 Hernán Cortéz desembarca en esas costas con un grupo de entre cuatrocientos y quinientos hombres, mezcla de aventureros, caza fortunas, delincuentes, desheredados, clérigos, y soldados.
No eran lo mejor de Europa, ni los mejores guerreros. Los Mayas organizaron una enorme tropa para enfrentarlos, pero se amedrentaron ante la vista de los caballos, que desconocían, y la sorpresa de las armas de fuego. Fueron derrotados por los arcabuces y su propia superstición.
Entre los victoriosos españoles había un sacerdote, Jerónimo de Aguilar, quien comprendía la lengua de los Mayas, por su mediación idiomática parlamentaron. Entregaron a los recién llegados ricos presentes, entre ellos veinte doncellas, Malinche era una de ellas.

» Porque los dioses ni comen ni gozan con lo robado
Y cuando nos dimos cuenta ya todo estaba acabado
Y en ese error entregamos la grandeza del pasado
Y en ese error nos quedamos trescientos años esclavos «

Las esclavas eran destinadas al servicio personal de los capitanes, pero la religión no les permitía yacer con paganas, de modo que fueron bautizadas y Malinche recibió el cristiano nombre de Marina, sea por similitud fonética, sea en honor de otra deidad distinta a su nombre de origen, la santa gallega.
Cortéz repartió a las muchachas entre sus mejores capitanes, la casi niña fue destinada a Alonso Hernández, pero, se dice que Hernán Cortéz se arrepintió, prendado de la belleza y vivacidad de Malinche, envió entonces a Alonso con un contingente a España para informar a Carlos V se sus logros y proezas, y así se apropió de la muchacha.
No tardó en percatarse que entre sus muchos dones estaba el dominio perfecto del náhuatl, y del idioma Maya, que a su vez hablaba Jerónimo de Aguilar. Podía manejarse con ambos traductores en tres lenguas fundamentales.

» Se nos quedo el maleficio de brindar al extranjero
Nuestra fe, nuestra cultura, nuestro pan, nuestro dinero
Y les seguimos cambiando oro por cuentas de vidrio
Y les damos nuestras riquezas por sus espejos con brillo «

Malinche aprende español, y asesora a Cortéz en todo lo que conoce sobre los aztecas.
Marchan hacia Teotihuacán y en los caminos reclutan para su tropa miles de indígenas desesperados por liberarse del yugo Imperial Azteca que los sometía sin contemplaciones.
Fácil fue convencerlos, con la promesa dorada de quitarles de encima la tiranía, y la locuaz y convincente Malinche mucho aportó. La conquista fue iniciada, irónicamente, gracias a la fuerza de miles de oprimidos, no la de los más o menos cuatrocientos españoles.
Los españoles marcharon triunfalmente dentro de Teotihuacán, asombrando a la multitud con sus caballos y armaduras, algunos con el color de sus cabellos, y la palidez de su tez . Entre los extraños iba una indígena, con sus ropajes tradicionales, que hablaba el náhuatl y la jerga de los extranjeros.
Llegaron al hombre más poderoso de América, el elegido de los dioses, quien los esperaba mansamente en su palacio.

» Hoy en pleno siglo XX nos siguen llegando rubios
Y les abrimos la casa y los llamamos amigos
Pero si llega cansado un indio de andar la sierra
Los humillamos y lo vemos como extraño en su tierra «

No se sabe el contenido de las charlas entre Moctezuma ll y Hernán Cortéz, pero si que Malinche tuvo activa y resolutiva participación.
Luego, la Noche Triste para los españoles, donde su soberbia y torpeza casi los liquida. Se dice que mientras Cortéz lloraba amargamente aferrado a un árbol, su fiel Malinche lo arrullaba como a un niño. Se resarcieron en las siguientes batallas, ayudados por la enorme cantidad de indígenas hostiles al Imperio, y la trágica malinterpretada profecía. Lograron lo imposible, someter a millones.
Nadie puede aventurar como era visto Cortéz por los ojos de Malinche, exótico, poderoso, de costumbres insólitas, lejano, es posible que lo amara, ya que en todo le ayudó. Ella fue esclavizada por los Aztecas, no por los españoles. Era lógico que su rencor estuviera dirigido hacia su gente. Hernán Cortéz y Malinche tuvieron un hijo primogénito para ambos, lo llamaron Martín, la primera generación de mestizos americanos y europeos.

» Tú, hipócrita que te muestras humilde con el extranjero
Pero te vuelves soberbio con tus hermanos del pueblo
Oh, maldición de Malinche, enfermedad del presente
¿ Cuándo dejarás mi tierra ? ¿ Cuándo harás libre a mi gente ?

Hernán Cortéz nunca reconoció a su hijo como heredero que era, recibió honores y créditos entusiastas desde España, Malinche paso a estorbar sus intereses. Sin mas, la entregó a Juan Jaramillo, con quien se casó. Tuvieron una hija, llamada María Jaramillo.
Nadie sabe que paso por los pensamientos de la joven, utilizada desde niña, entregada como un objeto, por mas que demostrara devoción, capacidad en idiomas y diplomacia, inteligencia poco común en las mujeres españolas enclaustradas en las sacristías, y, en otra ironía de la historia, murió de viruela, a la edad de veinticinco años, una enfermedad desconocida en América, traída por los conquistadores.

Sonia Drusila Trovato Menzel (Ilustración y Texto)

 

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