El Vino de la Quincena: M de Murua 2019, Bodegas Murua, viaje a la tradición de Rioja

  • Colaboración del Grupo Sobrelías (Revista, MarketPlace y Guía)

 

En esta ocasión, para el vino de la quincena nos desplazamos hasta la Rioja, al corazón de la Rioja Alavesa como es la localidad de Elciego, donde se ubica Bodegas Murua (perteneciente al grupo Masaveu Bodegas), una histórica villa constituida en el s. XVI, símbolo de una tradición vitivinícola única.

Más de 80 hectáreas de viñedos de diferentes variedades se sitúan en las inmediaciones de la bodega y en localidades cercanas. De ellas sale el vino que os acercamos hoy, el M de Murua 2019.

Estamos ante un vino monovarietal Tempranillo que se elabora solamente en las añadas con calificación de excepcional y siempre en reducidas producciones, como la de este año que llega a las 3.615 botellas.

El M de Murua es un vino que se elabora de dos parcelas como son Caralciego de 70 años y un rendimiento de 1.700 kg/ha y Velasquillo, de 63 años y un rendimiento de 3.000 kg/ha.

Su paso por barricas de roble francés nuevas se sitúa en los 18 meses, lo que le ayuda a conseguir una enorme complejidad, conservando muy bien la tipicidad del terroir, así como la frescura de la varietal, con una elegancia en la cata excelente.

Continuando con la tradición de los vinos de larga crianza que se elaboran en Rioja, este M de Murua 2018 es un perfecto reflejo de este perfil de vinos, que además aporta una presencia de fruta que sobresale sobre los aportes de la crianza, lo que no deja de ser muy interesante ya que se muestra en su cata con una frescura muy significativa, algo no tan habitual en crianzas de estos meses en barricas.

En vista, a copa parada, nos encontramos con un vino que deja un color rubí, limpio y brillante, con unos ribetes cereza que indican que estamos ante un vino con crianza y evolución.

Nariz compleja, muy franca de aromas, con mucha fruta, tanto roja (frescas, cerezas,..) como negra (arándanos, grosellas,…). Tras airear la copa aparecen aromas florales, así como aportes de la crianza, con suaves tostados, ligeros aportes a regaliz, notas balsámicas, una mineralidad de fondo muy del terroir de la Rioja Alavesa.

La boca nos deja un ataque potente, de carácter, con un paso fresco con la presencia de la fruta (roja y negra) que ya se percibía en nariz. Gran estructura que le permite muchos años de vida en botella. Acidez perfectamente gestionada. Elegante, sedoso, amplio en volumen en el paso por el paladar, con una aparición muy sutil de la madera de la crianza. Gran persistencia y un final muy largo.

Un vino realmente excelente en esta añada 2019 que es un perfecto reflejo, como ya os indicaba, de los tradicionales ‘crianza’ de la Rioja Alavesa, pero con un estilo propio de Bodegas Murua, que trabaja de forma espectacular la tradición con un estilo muy fresco y ajustado a los vinos que demandan los amantes del vino actualmente.

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