El Vino de la Quincena: Cantalobos Mencía Crianza 2019, nueva añada de este crianza tan atípico y singular

  • Colaboración del Grupo Sobrelías (Revista, Club y Guía)

 

 

Hoy en nuestra sección de vino de la quincena, os queremos acercar la nueva añada de este vino, Cantalobos Mencía Crianza 2019, además de aprovechar para poder comprobar la nueva etiqueta que presenta. Un vino que elabora Cantalobos Bodegas y Viñedos al amparo de la D.O. Bierzo.

Un vino que en su añada anterior nos había encantado y que en esta nueva teníamos ganas de probarlo para ver su línea de continuidad. Y nos ha encantado.

El elemento diferenciador que lo convierte en un vino tan diferente, es que estamos ante un vino que, pese a que se denomina como ‘Crianza’, es un vino que pasa 24 meses en barricas de roble francés (nuevas y de un solo uso). Esto podría hacernos pensar en un vino de gran carácter, con una presencia en madera muy nítida, con unos aromas terciarios muy presentes en su cata. Pues no es así, por eso es que lo consideramos como un vino tan atípico y singular.

Con un trabajo de mirooxigenación para que tenga una extracción de color intensa y aromas muy profundos, es un vino que muestra frescura y fruta por todos los lados. Cierto que la crianza está presente, pero en ningún momento se superpone a los aportes de la varietal.

 

De capa alta, cereza picota muy intenso, brillante y limpio, con ribetes rubí y escapándose algún toque violáceo de la juventud aún. Si veis que estamos ante un vino potente, pero que no parece que tenga ese tiempo en barrica.

En nariz ocurre algo similar. Podríais pensar que seguro que los aromas terciarios serían los predominantes (unión de fruta y crianza). Pues no. Es la fruta la gran protagonista. Muchísima fruta roja, con algún toque final de fruta madura, con muchísima frescura. Aportes florales a violetas, con una aparición sutil de la crianza, elegante, con aportes tostados, regaliz, café, chocolate, madera y un fondo mineral muy característicos del terruño de El Bierzo. Hay terciarios, propios de la larga crianza, pero no son los predominantes, son los primarios de la fruta que se combinan perfectamente.

La boca presenta un ataque de carácter, como no podía ser menos, pero muy fresco para ser un ‘24 meses’ de crianza. Fruta y frescura, con gran acidez que le da viveza y un paso vibrante en el paladar, largo y amplio con gran volumen. Una estructura que le da para crecer en botella y vida para años. Taninos presentes y muy bien trabajados. Gran persistencia y un final largo.

Un crianza atípico sin duda, singular, para amantes de los tintos de carácter a la vez que frescos y afrutados. Enorme potencial de guarda y crecimiento en botella. Para poder tener un par de botellas que permitan una cata ya mismo y otra en unos meses que permitan disfrutar de una gran evolución que, sin duda, va a tener este vino.

 

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