Crónica de un reto: Ponferrada-Santiago BTT en un día por Jorge Prada Macías
Jorge Prada Macías (Ponferrada, 1980) se había propuesto un reto, llegar en BTT de Ponferrada a Santiago de Compostela por caminos y en un solo día (el equivalente a tres etapas y media normales en bicicleta).
El martes cuatro de agosto fue el día elegido. Eran las 6:00 horas, día despejado y con buena previsión de tiempo ya que no apuntaba a subir mucho el termómetro, los nervios a flor de piel…empezaba el reto. Arrancaba de Ponferrada camino del primer punto de encuentro. Le “vigilaban” dos vehículos, uno con su mujer, una amiga y su hija y otro de creandotuprovincia.es.
La ruta la había repasado mil veces, sabía los puntos donde para alimentarse, beber y no desfallecer, está acostumbrado a correr carreras como la clásica berciana “Los 101” pero una cosa es eso y otra 212 kilómetros en soledad, por caminos que no conocía y llevando a su cuerpo a un nivel de esfuerzo desconocido.
Fueron pasando las horas, y llegó a O Cebreiro y al Alto do Poio, realizando dos paradas breves.
De ahí, hasta Portomarín, casi 60 kilómetros seguidos. El cansancio se empieza a notar pero va bien. Parada corta y a continuar.

Y continuando el reto
Caen los siguientes puntos a buen ritmo (Palas de Rei y Arzúa), está a poco más de 40 kilómetros de conseguirlo, pero la acumulación de esfuerzos es ya muy importante, aunque sigue con su tónica de casi no parar y manifiesta que sí, que le van las piernas.

Ante el gran esfuerzo, «vigilado» siempre por dos vehículos para solventar con premura cualquier incidente
Un ligero malentendido en el último punto (Amenal), hace que no pare y que simplemente coja alimento y bebida, se le ve bien, pero queda el tramo final.
Y finalmente Santiago de Compostela, eran las 19:15 horas, después de más de trece horas de bicicleta llegaba a la meta de su reto, con la mejor de las recompensas, su hija y su mujer esperándolo.
Jorge, ha demostrado que con esfuerzo, sacrificio y cabeza, los retos, por increíbles que parezcan, se consiguen, si además, tienes ese plus de la familia apoyándote “a muerte”, son un poco “más sencillos”. Finalmente 213, 57 a una media de 17.5 kilómetros por hora una “bestialidad” como decía la gente que nos encontrábamos y le explicábamos.
Ha sido un placer acompañar a este “titán anónimo” en su aventura, reconoce que pasó momentos extremadamente duros (recalca la subida a Monte do Gozo con esa “no parada” y todo lo acumulado) física y psicológicamente pero que sin dudarlo ha merecido la pena.
La felicidad en mayúsculas por un reto conseguido, por superarlo y por hacerlo en familia, ha sido su primer reto…y parece que no será el último.