A Cova da Xabreira: la felicidad como experiencia

  • Con la excusa de su primer aniversario, profundizamos en una propuesta singular
  • Conocemos su historia, su motivación, su evolución y os relatamos la experiencia de visitarla

 
HISTORIA PERSONAL

Decía el poeta austriaco Rainer Maria Rilke que “la verdadera patria del hombre es la infancia” y en el caso de Simón Val tenemos un claro ejemplo de ello. Su noción de hogar, sus vivencias felices en familia y en pandilla e incluso sus sueños están ligados a Seadur.

Sus abuelos eran de esta localidad, en el municipio ourensano de Larouco, y allí pasaba de niño desde fines de semana y puentes hasta largas estancias  vacacionales. Su residencia habitual estaba en A Coruña pero, según nos cuenta, “llegué a decir que era más de Seadur”.

Estancias felices con sus abuelos y con el resto de chavalería del pueblo, sobre todo en los largos veranos, hicieron que Simón fuera echando raíces emocionales en Seadur.

 
AÑOS DESPUÉS…

Seadur es tierra de vino y de grandes viñedos, y los abuelos de Simón tenían también algunas viñas que fueron trabajando mientras el cuerpo se lo permitió. Le siguieron en el cuidado de las cepas sus padres hasta que llegó el momento en el que éstos dijeron también “hasta aquí llegamos” porque no podían cuidarlas en condiciones. Fue ese momento, en el cual la alternativa era venderlas o que alguien se ocupara, cuando Simón se hizo cargo. “Vender no era una opción porque significaba desprenderse de algo…”, señala.

Simón empezaba así un proyecto, dar continuidad a las viñas familiares con el sueño de tener su propio vino y quizás, el tiempo lo diría, su propia bodega. Las raíces con Seadur ya empezaban a ser ‘algo más que emocionales’… Compró más viñas y sacó su primera cosecha de vino en el 2012 para años después presentarse seriamente la opción de montar una bodega, Bodega Armesto –su segundo apellido–.

 A COVA DA XABREIRA

Esta cueva fue comprada en el 2006 y según nos indica Simón se fue utilizando como ‘cova familiar’ en el sentido de lugar donde se comparte un vino, se llevan a los amigos y a la familia…

Pero, al igual que pasó con las viñas, llegó el momento en el que Simón quiso afrontar una reforma necesaria para A Cova da Xabreira también con la idea de darle continuidad y ponerla en valor. Ese año fue el 2020.

“Quería poder compartir la cultura, poner en valor el significado de lo que es una cova como las que hay en Seadur…”, intenta explicar Simón al tiempo que se hace preguntas, “montamos esto, ¿pero ahora qué?, ¿cómo hacemos que venga la gente?”

En este momento de la historia es cuando aparece Miguel Silva, un amigo de Simón y profesional del asesoramiento a empresas. Le explicó lo que le rondaba por la cabeza y lo hizo venir a Seadur para conocer A Cova da Xabreira. La recomendación de Silva fue clara, “tienes que hacer una parrilla”.

 

La idea inicial de Simón de enfocarla sólo a visitas evolucionó tras esta recomendación y el proyecto presentado al AGADER (Axencia Galega de Desenvolvemento Rural) contemplaba ya también la experiencia gastronómica.

En el 2020 Simón ve aprobado su proyecto y hace obras para adaptar A Cova da Xabreira al concepto final de experiencia enoturístico-gastronómica. Aproximadamente un año después, en junio de 2021, tenía lugar la apertura oficial.

LA TRIPULACIÓN

Al frente de esta aventura está, evidentemente Simón, pero junto a él hay un equipo de trabajo magnífico que hacen posible que A Cova da Xabreira haya cumplido un año y se convierta en uno de los proyectos revelación de Valdeorras.

 

La primera persona ‘que fichó’ Simón fue Rebeca. “Sabía de ella por el Catro Camiños de A Rúa, por referencias muy buenas pero no la conocía personalmente”, nos dice. A principios de 2021 contacta con ella, le explica lo que busca, el proyecto que tiene entre manos y le enseña A Cova da Xabreira hasta convencerla para sumarla a su ‘sueño’.

“Buscaba esa mano derecha y ella es muy buena como relaciones públicas, lleva muy bien los temas de comunicación y sabe cómo funciona un negocio porque tiene experiencia”, explica Simón reconociendo incluso que comparte con ella decisiones sobre la evolución de A Cova da Xabreira.

El resto del equipo son Valerio y Juan en los fogones y Mari como responsable de mesas.

UN AÑO DESPUÉS

Simón sigue reconociendo que “realmente esto es una aventura y estamos viviendo el día a día con el proyecto”.

En un año de trayectoria el nombre de A Cova da Xabreira ya suena a nivel de Galicia y fuera de ella, con algunas referencias en prensa y muy buenas críticas como proyecto emprendedor en el rural y como experiencia enoturística.

En esencia, según nos transmiten Simón y su compañera Ana, la intención es “que la gente se sienta especial y viva la experiencia de comer en una cueva”.

 
LA EXPERIENCIA

Repasada su historia, su momento actual y tras conocer a su equipo, nos atrevemos a escribir cómo fue nuestra experiencia.

Si el fin es la felicidad, ¿lo consigue la experiencia? Respuesta: sin duda, SÍ.

Llegar A Cova da Xabreira es llegar a un lugar familiar, uno se siente como en casa desde que llega. Un concepto de cueva abierta a todo el mundo con sus viandas y sus bebidas, como antaño.

El entorno invita a una sesión relajada. Con las envidiables vistas sobre la comarca de Valdeorras el cuerpo se adapta a otro ritmo, al de la comida sin prisa, al de la charla larga, al del trago de vino pausado.

 

Disfrute, familiaridad y tranquilidad. A Cova da Xabreira te traslada a otra época pero actualizando la propuesta, comer y beber productos de calidad entre amigos y/o familia.

Según accedes puedes ver la base de su comida, las brasas (gracias Miguel!). La comida no engaña, no tiene artificios, son sabores puros, en la medida de lo posible de kilómetro cero, tratados con mimo en el fuego o añadiendo lo esencial para potenciar y no camuflar.

Las chuletas, de más de un kilo, son el epicentro del disfrute. Pero no hay que desmerecer al bacalao o a los previos. No faltan parrilladas de verduras, pimientos o zamburiñas, sin olvidarnos de propuestas el pulpo. Producto y sabor, producto y sabor… así se consigue un disfrute máximo al unirlo con sus vinos, mencía y godello, que maridan excelentemente. Apunte personal: no se puede dejar de probar su oreja, un imprescindible. 

Simón y Ana están en proceso para sacar nuevos vinos de otras variedades de la zona para profundizar, más sin cabe, en esa combinación de comida y vino y aportar nuevos matices.

Una “cova” con variedad de vinos y de comida de calidad, una auténtica Cova 2.0. que aúna tradición e innovación para conseguir su propósito, que quien se acerque a su casa, sea, por unas horas, feliz.

 

Esa sensación de familia de Ana y Simón se traslada al personal de A Cova da Xabreira, a ese tripulación que ya os hemos presentado. Atención, profesionalidad y familiaridad. Un sonrisa afable y cómplice en cada acercamiento, un trato profesional pero cercano, una sensación de que te arropan, que te miman, que son como ese familiar que cuando lo visitabas se desvivía por que quedases contento, un verdadero tesoro.

Llegas a una “Cova” y te vas con la sensación de despedirte de tu familia, de que hay que volver a ver cómo les va y cómo se encuentran, de cómo van evolucionando. Y lo haremos, nuevamente, sin duda.

Vivir una experiencia en A Cova da Xabreira es posible de jueves a domingo. Par disfrutar de su comida, de sus vinos, de un refresco en su terraza o de alguno de los eventos especiales que organiza. Es un lugar idóneo para una celebración, bien sea un cumpleaños, una comunión o esa reunión de amigos que siempre está pendiente.

 

Se trata de un lugar enxebre, adaptado a los nuevos tiempos y que tras vivirlo tienes esa sensación de “morriña”, de querer volver, de que te encuentras a gusto, de lo bien que lo pasaste, de lo bien que comiste y bebiste y de estar contando los días para volver y vivir una nueva experiencia, que será diferente, pero en la cual, volverás nuevamente, a tener… un momento de felicidad

 

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